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A sangre y fuego

Publié le 28/05/2023

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« A sangre y fuego A sangre y fuego.

Héroes, bestias y mártires de España es un libro de nueve relatos sobre la Guerra Civil española, escritos por el periodista sevillano Manuel Chaves Nogales en 1937 durante la primera parte de su exilio en Francia.

Vivió como periodista los años de la República y de la Guerra Civil española, y desde sus convicciones democráticas abandonó Madrid a finales de 1936 y luego España para instalarse en París. La novela está compuesta por nueve relatos redactados entre 1936 y 1937, y cada uno de ellos se centra en un episodio de la guerra civil española.

el libro se publicó por primera vez en 1937 por la editorial chilena Ercilla.

De hecho, por su contenido la obra pudo ser publicada solo fuera de España. Cuando la Guerra Civil acabó y, luego, empezó la larga dictadura de Franco, los libros como A sangre y fuego que denunciaban los horrores de la sangrienta contienda “desaparecieron” por la censura.

Sólo recientemente, al principio de los años 90, este texto ha empezado a ser leído y apreciado también en España como obra de gran valor literario e histórico. Prólogo Al principio del libro encontramos un prólogo y una nota, ambos del autor; es en el mismo prólogo que el escritor aclara su posición, definiendóse como eso que los sociologos llaman un “pequeño burgués liberal, ciudadano de una república democrática y parlamentaria”.

Pasa, después, a la descripción del estado de la economía española antes del estallido de la guerra y habla de su estado de “trabajador intelectual” que trabaja para la industria y la burguesía capitalista, que a estas alturas había monopolizado todo medio de producción y de cambio.

Confirma, luego, su fuerte oposición -ya expresada con claridad en sus reportajes- al fascismo y al comunismo, distanciandóse pues igualmente de las tendencias revolucionarias y reaccionarias.

Chaves opone a las grandes verdades ideológicas de los movimientos políticos que entraron en colisión en España en la Guerra Civil una simple pero formidable arma: su única y humilde verdad.

La estupidez y la atrocidad se habían apoderado de ambos bandos sin diferencía alguna: todos eran culpables de lo que estaba pasando. El prólogo, pues, tiene la función de crear un narrador fiable, característica, ésta, propia de la narración realista: de hecho, Chaves se presenta como hombre independiente, no ligado a ninguno de los dos bandos, honesto y veraz.

Se puede afirmar, pues, que la obra se inscribe en la tradición del realismo, ya que este narrador fidedigno–que se identifica, en el prólogo, con el autor- es un narrador testigo que simplemente trascribe lo que ha visto y ha vivido. En una “Nota” final advierte que todos los relatos (“novelas”, los llama el autor) proceden de hechos ciertos y verídicos.

Chaves nos explica con claridad que no estamos en el ámbito de la verosimilitud, sino de la verdad. Finalmente, el asunto fundamental sobre el que se basa esta obra es la idea que la violencia lleva solo consecuencias trágicas: ésta hace aflorar las fuerzas destructoras, que no dejan espacio a la humanidad, al respeto a la vida, ni al individuo, ni permiten diferencias ideológicas. ¿SOLO HUBO "DOS ESPAÑAS"? De hecho, en el conflicto iniciado en julio de 1936 hubo más de "dos Españas" enfrentadas: en el bando sublevado/bando nacional convergieron falangistas (que eran antimonárquicos) con monárquicos carlistas (Requeté o también llamados boinas rojas) y alfonsinos (que rivalizaban contra los carlistas) y un amplio conglomerado derechista y católico, que pese a su diversidad ideológica luchó de forma eficaz gracias al mando unificado asumido por Franco.

A la vez, el bando republicano/frente popular conformó una coalición más heterogénea aún, con marxistas estalinistas (PCE-PSUC) y antiestalinistas (POUMPartido Obrero de Unificación Marxista ), socialistas (PSOE), anarquistas (CNT), republicanos y nacionalistas vascos y catalanes.

La ausencia de una dirección militar eficiente y la desunión interna determinaron en buena medida su fracaso.

Y es que la contienda no solo fue una pugna entre fascismo y antifascismo, sino también entre proyectos contradictorios de Estado autoritario y republicano. Durante la guerra civil, sobre todo en 1938, se hizo notar, por parte de ciertos intelectuales desperdigados por Europa, un “movimiento político” con la pretensión de mediar en el conflicto español y obtener así una paz que diese origen a una Tercera España, y ello como superación de las dos Españas que, supuestamente, luchaban entre sí en la contienda bélica.

Ese término, el de Tercera España se atribuye a Salvador Madariaga y a Paul Preston, entre otros.

Sin embargo, el primero en utilizar dicho término fue el ucraniano Boris Mirkine y, poco después, lo hizo su amigo Niceto Alcalá Zamora, ya como expresidente de la II Republica. Chaves ha sido convertido en el símbolo de esa tercera España que describe su convicción precisamente en A sangre y fuego y, muy especialmente, en las fuertes y explícitas palabras del prólogo de la obra, auténtico manifiesto, ejemplo de ecuanimidad.

El escritor andaluz no militaba en ningún partido político: su credo era el de la democracia. Creía en la libertad política y detestaba toda clase de dictaduras, tanto la fascista como la comunista, tanto la racista como la proletaria.

Chaves hizo abierta denuncia contra los extremismos de ambas facciones.

La responsabilidad no es exclusiva de uno u otro bando: ambos, con sus actitudes extremistas, ayudaron al estallido de la guerra civil.  situación política española anterior a la sublevación militar del 18 de julio 1936: cabe destacar que los gérmenes del odio fratricida que llevaría a la guerra civil empezaron a difundirse ya a partir de la instauración de la segunda República.

Sólo los dos episodios del 10 de agosto de 1932 – fecha del fracasado entento de golpe de Estado reaccionario del general Sanjurjo- y del octubre de 1934 con la revolución de las Asturias reprimida en la sangre por el gobierno de la República- bastarían para darnos la idea del escaso respeto que derecha e izquierda comenzaron ya a manifestar hacia el sistema democrático establecido sin violencia el 14 de abril del 1931. Chaves representa el paradigma del intelectual íntegro y comprometido con su tiempo; un escritor y periodista de talento excepcional que expresó toda su fe en la democracia y en la república.

Permaneció en Madrid al lado de la causa republicana y del pueblo hasta que, desilusionado y entristecido, comprobó la ineptitud y la cobardía de las autoridades, que huían de Madrid.

Mantuvo siempre una visión crítica y personal que le permitió captar las diferentes facetas y ambigüedades de la realidad. -Los relatos se ambientan en la primera etapa de la Guerra civil (Julio-Diciembre del 1936) “Masacre y masacre” La acción se abre y se desarrolla en el Madrid bombardeado por la aviación fascista: la población inerme se somete con pasividad a estos masacres, paralizándose horrorizada por la oleada de muerte causadas por los frecuentes ataques aéreos.

Sin embargo, choca fuertemente el hecho de que al horror se acompañe también una actitud de resignación general: la gente parece haberse acostumbrado a la muerte como si fuera algo normal, cotidiano, tanto que son los mismos madrileños que ironizan sobre los bombardeos.

En una imagen surrealista, Chaves compara los ataques aéreos a una especie de lotería del cielo, pero negativa. Entre los grupos de contraataque más fuerte por parte del bando republicano encontramos a la “Escuadrilla de la Venganza”.

Formada por milicianos, sin control alguno por parte del gobierno, se toma la justicia por su mano para resarcirse de los bombardeos.

La lógica de la escuadrilla es la represalia: por cada victima causada por los bombardeos de la aviación fascista, cinco fusilamientos.

El método seguido es el de la arbitrariedad y el terror: se mata a una persona aunque exista sólo una débil sospecha de su pertenencia al bando fascista.

Dentro de este grupo se destacan los dos protagonistas del relato: Arabel, un desertor comunista sanguinario poseedor de grandes prestigios y capitán de la escuadrilla, y Valero, universitario militante de las Juventudes Unificadas. Valero, joven comunista e intelectual, está incrustado en ella, pero no participa de modo directo.

La controla, de algún modo.

Han pasado cuatro meses desde que estalló la guerra y quieren liquidar fascistas como escarmiento. La desventaja militar por parte del grupo revolucionario hace que su principal apoyo sea el terror infundado dentro de los civiles y las denuncias a las milicias comunistas y anarquistas que sirven de instrumento para venganzas personales.

Una mujer de mediana edad, con pinta de prostituta, se presenta al escuadrón, que ocupa un palacete de un rico, para denunciar a un alto mando militar por fascista, Eusebio Gutiérrez, comandante de artillería en activo.

Descubren que es por despecho, pues ha dejado de pasarle parte de su paga.

Lo localizan en una pensión y él da excusas.

Lo meten en un coche y lo llevan al km nueve de la carretera de La Coruña, lo bajan y lo fusilan contra un paredón; antes, el militar grita ¡Arriba España! Sospechan que muchos militares son franquistas, pertenecientes a la “Quinta columna”, que ha dicho Mola.

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